La presentación de la persona en la vida cotidiana
Erving Goffman
Erving Goffman
Cuando un individuo llega a la presencia de otros, estos tratan de adquirir información acerca de él o de poner en juego la que ya poseen, lo cual ayuda a definir la situación, permitiendo a los otros saber de antemano lo que él espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de él. (Si no están familiarizados con el individuo, los observadores pueden recoger indicios de su conducta y aspecto que le permitirán aplicarle estereotipos que aún no han sido probados. Y si lo conocen, pueden confiar en suposiciones sobre la persistencia y generalidad de rasgos psicológicos como medio para predecir su conducta presente y futura)
La expresividad del individuo (y por lo tanto, su capacidad para producir impresiones) parece involucrar dos tipos distintos de actividad significante:
La expresión que da, que incluye los símbolos verbales que usa con el único propósito de transmitir la información que él y los otros atribuyen a estos símbolos. (Esta es la comunicación en el sentido tradicional y limitado del término).
La expresión que emana de él, que comprende un amplio rango de acciones que los otros pueden tratar como sintomáticas del actor, considerando probable que hayan sido realizadas por razones ajenas a la información transmitida en esta forma. (Es la expresión no verbal, más teatral y contextual, presumiblemente involuntaria).
El individuo transmite intencionalmente información errónea por medio de ambos tipos de comunicación: el primero involucra engaño, el segundo, fingimiento. Éste actuará con un criterio totalmente calculador expresándose de determinada manera con el único fin de dar a los otros la clase se impresión que evocará en ellos la respuesta específica que a él le interesa obtener.
Sin embargo, al saber que es probable que el individuo se presente desde un ángulo que lo favorezca, los otros pueden dividir lo que se presencian en dos partes: la que al individuo le es relativamente fácil manejar a voluntad (principalmente sus aseveraciones verbales), y otra sobre la cual parece tener poco interés o control (derivada sobre todo de las expresiones que él emite). Los otros pueden usar entonces los que se consideran aspectos ingobernables de su conducta expresiva para controlar la validez de lo transmitido por los aspectos gobernables. (Esto demuestra una asimetría fundamental en el proceso de comunicación en el cual, el individuo sólo tiene conciencia de una corriente de su comunicación, y los testigos, de esta corriente y otra más).
La proyección inicial del individuo lo compromete con lo que él se propone ser y le exige dejar de lado toda pretensión de ser otra cosa. A medida que avanza la interacción tendrán lugar modificaciones y adiciones a este estado inicial, pero es impresindible que no se hallen contradicciones entre éstos, ya que si esto ocurre, el individuo cuya presentación ha sido desacreditada puede sentirse avergonzado, mientras que los demás se sienten hostiles, incómodos, desconcertados, experimientando el tipo de anomia que se genera cuando el pequeño sistema social de la interacción cara a cara se derrumba.
Cuando el sujeto emplea estrategias para proteger sus propias proyecciones, podemos referirnos a ellas como prácticas defensivas; cuando un participante las emplea para salvar la definición de la situación proyectada por otro, hablamos de prácticas protectivas. En conjunto, ambas comprenden las técnicas empleadas para salvaguardar la impresión fomentada pir un individuo durante su presencia ante otros.
Interacción (cara a cara) → influencia recíproca de un individuo sobre las acciones del otro cuando se encuentran ambos en presencia física inmediata.
Actuación → Actividad total de un participante dado en una ocasión dada que sirve para influir de algún modo sobre los otros participantes.
Papel/Rutina → pauta de acción preestablecida que se desarrolla durante una actuación y que puede ser presentada o actuada en otras ocasiones.
Cuando un actuante representa el mismo papel para la misma audiencia en diferentes ocasiones, es probable que se desarrolle una relación social. Al definir el rol social, como la promulgación de los derechos y deberes atribuidos a un status dado, podemos añadir que un rol social implicará uno o más papeles, y que cada uno de estos diferentes papeles puede ser presentado por el actuante en una serie de ocasiones ante los mismos tipos de audencia o ante una audiencia compuesta por las mismas personas.
CÍNICO → Individuo que no deposita confianza en sus actos ni le interesa mayormente las creencias de su público. Puede engañar a su auditorio movido por el interés por sí mismo, por el bien de éste o de la comunidad, etc.
SINCERO → Individuo que cree en la impresión que fomenta su actuación.
MÁSCARA → Representa el concepto que nos hemos formado de nosotros mismos, el rol de acuerdo con el cual nos esforzamos por vivir. Es nuestro sí mismo más verdadero, el yo que quisiéramos ser.
FACHADA→ Parte de la actuación del individuo que funciona regularmente de un modo general y prefijado, a fin de definir la situación con respecto a aquellos que observan dicha actuación. Es la dotación expresiva de tipo corriente empleada intencional o inconscientemente por el individuo durante su actuación.
En primer lugar se encuentra el medio, que incluye elementos propios del trasfondo escénico, que proporcionan el escenario y utilería para el flujo de acción humana que se desarrolla ante, dentro, o sobre él; tiende a permanecer fijo y solo en circunstancias excepcionales el medio se traslada con los actuantes.
Como parte de la fachada personal podemos incluir: las insignas de cargo o rango, el vestido, el sexo, la edad y las características raciales, el tamaño y aspecto, el porte, las pautas de lenguaje, las expresiones faciales, los gestos corporales y otras características semejantes.
Es conveniente dividir los estímulos que componen la fachada personal en apariencia (aquellos estímulos que funcionan en el momento de informarnos acerca del status social del actuante. Éstos también nos informan acerca del estado del ritual temporario del individuo, es decir, si se ocupa en ese momento de alguna actividad social formal, trabajo, o recreación informal, etc), y en modales (aquellos estímulos que funcionan en el momento de advertirnos acerca del rol de interacción que el actuante esperará desempeñar en la situación que se avecina. Así, modales arrogantes, agresivos, pueden dar la impresión de que éste espera ser el que inicie la interacción verbal y dirigir su curso. Modales humildes, gentiles, pueden dar la impresión de que el actuante espera seguir la dirección de otros o, por lo menos, de que puede ser incluído a hacerlo).
A menudo esperamos, como es natural, cierta coherencia entre medio, apariencia y modales.
Cuando un actor adopta un rol social establecido, descubre, por lo general que ya se le ha asignado una fachada particular. Y si el individuo adopta una tarea que no sólo es nueva sino que no está bien establecida en la sociedad, es probable que descubra que ya existen varias fachadas bien establecidas, entre las cuales puede elegir. (Las fachadas suelen ser seleccionadas, no creadas).
REALIZACIÓN DRAMÁTICA:
Mientras se encuentra en presencia de otros, por lo general, el individuo dota a su actividad de signos que destacan y pintan hechos confirmativos que de otro modo podrían permanecen inadvertidos y oscuros. Porque si la actividad del individuo ha de ser significante para ptros, debe movilizarla de manera que exprese durante la interacción lo que él desea transmitir.
IDEALIZACIÓN:
La actuación de una rutina presenta a través de su fachada algunas exigencias más bien abstractas sobre el público, que constiuyen una forma de socializar, moldear y modificar una actuación para adecuarla a la comprensión y expectativas de la sociedad en la cual se presenta. (se ve reflejada aquí la tendencia de los actuantes a ofrecer a sus observadores, una impresión que es idealizada de diferentes maneras).
Si un individuo ha de expresar estándares ideales durante su actuación, tendrá entonces que abstenerse de la acción que no es compatible con ellos o encubrirla.
Además, el que actúa produce a menudo en los miembros de su auditorio la creencia de que está relacionado con ellos de un modo más ideal de lo que en realidad lo está. (Se puede decir que prácticamente este individuo tiene tantos “sí mismos” como grupos distintos de personas cuya opinión le interesa, y por lo general, muestra una diferente fase de sí mismo a cada uno de estos grupos).
MANTENIMIENTO DEL CONTROL EXPRESIVO:
En nuestra sociedad, algunos gestos impensados se producen en una variedad tan grande de actuaciones, y trasmiten impresiones que son por lo general tan incompatibles con las que se fomentan, que estos hechos inoportunos han adquirido un status simbólico colectivo. (Un actuante puede resbalar, tropezar, caerse, puede tartamudear, olvidar su parte, aparecer nervioso. O el medio puede no estar en orden, o haber sido preparado para otra actuación. Contingencias inesperadas pueden causar una regulación incorrecta del tiempo de llegada o partida del actuante o provocar silencios embarazosos durante la interacción).
Las actuaciones difieren, como es natural, en el grado de cuidado expresivo que se requiere que apliquen a cada elemento. Como seres humanos, somos criaturas de impulsos variables, con humores y energias que cambian de un momento a otro. Contamos con cierta burocratización del espíritu que infunda la confianza de que ofrecemos una actuación perfectamente homogénea en cada momento señalado. Por debajo de nuestra palabra empeñada debemos esconder todas las desigualdades de nuestro humor y nuestra conducta. Mediante la disciplina social se puede mantener con firmeza la máscara de modales.
Debemos mostrar esos signos menores que refuerzan el mantenimiento de la actuación.
TERGIVERSACIÓN:
Si bien la tendencia del auditorio a aceptar los signos que coloca al actuante en la situación de ser interpretado equivocadamente y lo obliga a hacer uso de un cuidado expresivo en relación con todo lo que hace cuando se encuentra ante su auditorio, así también, esta tendencia coloca al auditrorio en la situación de ser engañado y conducido a conclusiones erróneas.
Como integrantes de un auditorio, es natural que sintamos que la impresión que el actuante trata de dar puede ser verdadera o falsa. Cuando pensamos en aquellos que presentan una falsa fachada o en aquellos que fingen, engañan y defraudan, pensamos en una discrepancia entre las apariencias y la realidad.
MISTIFICACIÓN:
La autoridad, tiende siempre a rodearse de formalidades y misterio artificial cuyo objeto es impedir el contacto familiar y dar asi a la imaginación una oportunidad para idealizar.
Los modales, son muy utilizados por los hombres como medio de autoencubrimiento, que sirve, entre otros muchos fines, para mantener una suerte de ascendencia sobre los hombres sencillos.
REALIDAD Y ARTIFICIO:
Si una actuación ha de tener efecto, será bueno que los testigos puedan creer en todo sentido que los actuantes son sinceros. Los actuantes pueden ser sinceros o no serlo, pero estar absolutamente convencidos de su sinceridad. Si bien las personas son por lo general lo que aparentan ser, dichas apariencias podrían , no obstante, haber sido dirigidas. Hay entonces una relación estadística entre las apariencias y la realidad, que no es intrínseca ni necesaria. Algunas actuaciones pueden ser llevadas correctamente con plena sinceridad o con exitosa deshonestidad, pero ninguno de estos dos extremos es esencial para las actuaciones en general.
Esta capacidad para intercambiar roles desempeñados, al verse obligado a ellos, podría haber sido prevista, aparentemente todo el mundo puede hacerlo. Ser un tipo dado de persona no significa solo poseer los atributos requeridos, sino también mantener las normas de conducta y apariencia que atribuye el grupo social al que pertenece.
Toda interaccion es un artificio, no hay diferencia.
Un status, una posición, un lugar social, no es algo material para ser poseído con facilidad y luego exhibido, es una pauta de conducta apropiada, coherente, embellecida y bien articulada. Realizada con facilidad o torpeza, conciencia o no, engaño o buena fe, es sin embargo algo que debe ser representado y retratado, algo que debe ser llevado a efecto.