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    El poder psiquiátrico - Foucault

    Natalia Vallés
    Natalia Vallés


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    Fecha de inscripción : 21/02/2011
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    Localización : Rosario

    El poder psiquiátrico - Foucault Empty El poder psiquiátrico - Foucault

    Mensaje  Natalia Vallés Mar Feb 28, 2012 10:58 am

    PODER PSIQUIÁTRICO – FOUCAULT


    El poder psiquiátrico tiene la función de ser un operador de realidad, una especie de intensificador de realidad frente a la locura.

    La curación se espera como una suerte de proceso, automáticamente reactivo a partir de la combinación de cuatro elementos que son:

    1) El aislamiento en el asilo
    2) Una serie de medicamentos de orden físico o fisiológico
    3) Una serie de coerciones propias de la vida asilar (la disciplina, la obediencia a un reglamento, una alimentación determinada, horas de sueño y de trabajo, instrumentos físicos de coerción
    4) Una medicación psicofísica, a la vez punitiva y terapéutica (como la ducha, el sillón rotatorio, etc.)

    Maniobras para el tratamiento de la locura:

    1) Desequilibrar el poder, transferirlo de entrada o lo más rápidamente posible a un solo lado: el del médico. Demostración de que el campo de fuerzas en cual el enfermo se encuentra dentro del asilo está desiquilibrado, no hay coparticipación, reciprocidad, intercambio, el lenguaje no circula con libertad y de manera distinta de uno a otro; no hay entre los diferentes personajes que viven en el asilo ni reciprocidad ni transparencia.
    Se trata de sustituir la voluntad del enfermo por una “voluntad ajena”, toda la realidad va a concentrarse allí, en la voluntad omnipotente del médico.
    Este principio va a tener dos objetivos:
    a) Establecer una suerte de estado de docilidad que es necesario para el tratamiento: es preciso que el enfermo adopte las prescripciones formuladas por el médico.
    b) Vulnerar la afirmación de omnipotencia que, en el fondo, hay en la locura.

    2) Reutilización del lenguaje. Lograr que su paciente incorpore definitivamente el mecanismo de la orden y la obediencia. Se trata ante todo de corregir el delirio de las nominaciones polimorfas y obligar al enfermo a devolver a cada uno el nombre en virtud del cual tiene su individualidad dentro de la pirámide disciplinaria del asilo. El aprendizaje de la nominación, será a mismo tiempo el aprendizaje de la jerarquía.
    Se busca desviar el lenguaje del uso delirante, pero también de reenseñar al sujeto el uso de esas formas de lenguaje que son las formas del aprendizaje y la disciplina.

    3) Ordenamiento u organización de las necesidades. El poder psiquiátrico asegura el avance de la realidad, su autoridad sobre la locura mediante el ordenamiento de aquellas e, incluso, a través del surgimiento de nuevas necesidades: por la creación, el sustento y la prolongación de una serie de necesidades. Se trata de generar en el enfermo un estado de carencia cuidadosamente alimentado: es preciso mantenerlo por debajo de una línea media de su existencia. (De ahí una serie de tácticas como la táctica de la ropa, la comida, la actividad laboral).
    El trabajo asilar no es gratuito, es un trabajo remunerado, y ese pago está en el centro mismo de ese funcionamiento laboral, pues la retribución debe ser suficiente para satisfacer unas cuantas necesidades generadas por la carencia asilar fundamental: la insuficiencia de comida, la ausencia de toda gratificación (como tabaco, postre, etc.) Es preciso que haya ganas, que haya necesidad, que exista un estado de carencia para que el sistema de retribución impuesto con el trabajo pueda funcionar.
    La gran carencia organizada por la disciplina asilar es tal vez la mera falta de libertad. La teoría del aislamiento regida por la obligación de establecer una ruptura entre el marco terapéutico y la familia del paciente, el medio en el cual se había desarrollado la enfermedad, no sólo protege a la familia, también genera en el enfermo una nueva necesidad antes desconocida: la necesidad de libertad. Y la cura podrá desenvolverse contra el fondo de esa necesidad así creada de manera artificial.
    Se llega así a la conclusión de que por una parte, la locura se paga, pero, por otra, la cura se compra.

    4) El dispositivo del enunciado de la verdad: es preciso lograr que el enfermo diga la verdad.
    El mero hecho de decir algo que sea verdad tiene de por sí una función; una confesión, aun bajo apremio, tiene mayor eficacia terapéutica que una idea justa o una percepción exacta sino se expresan.
    También, es necesario que el enfermo se reconozca en una especie de identidad constituida por una cantidad de episodios de su existencia. El enfermo debe enunciar primeramente la verdad en ese reconocimiento de una serie de episodios biográficos. El enunciado más eficaz de la verdad no se referirá a las cosas, sino al propio enfermo.
    Esa verdad biográfica que se le pide, y cuya confesión es tan operativa en la terapia, no es la verdad que él podría decir sobre sí mismo, en el plano de su vivencia, sino cierta verdad que se le impone como una forma canónica: interrogatorio de identidad, recordatorio de una serie de episodios conocidos por el médico. El paciente constituye un corpus biográfico establecido desde afuera por todo el sistema de la familia, el empleo, el estado civil, la observación médica.
    La operación de verdad se habrá cumplido en el momento en que el enfermo se haya reconocido en esa identidad.


    Puede ocurrir también, que un paciente emerja un triple placer, que en el fondo, es el portador de la omnipotencia de la locura: placer del asilo, placer de estar enfermo y placer de tener síntomas.
    En este caso, el médico deberá atacar ese placer de la enfermedad. Por un lado se trata de hacer sentir la realidad del poder del médico contra la omnipotencia de la locura, pero también de despojar a ésta de su hedonismo, de aniquilar el placer del síntoma merced al displacer de la cura (de allí la necesidad de dar a ese tratamiento un cariz particularmente doloroso).
    Si este placer persiste, sería preciso sacar al enfermo del asilo y privarlo de ese placer que es el de la enfermedad , el hospital y la cura. (Volvería a ponerlo en circulación y, por ebde, despojaría a la cura de su elemento de hedonismo y la haría funcionar de un modo resueltamente no médico).

    El poder psiquiátrico es dominación, tentativa de sojuzgamiento, empresa de régimen y dominación, de regularidad y lucha al mismo tiempo. Es la noción de “dirección”, cuyos objetivos son:
    - Hacer que esa realidad sea inevitable, imponente, hacerla funcionar como un poder, darle ese complemento de vigor que le permita acercarse a la locura, o ese complemento de distancia que le permitirá alcanzar incluso a los individuos que huyen o se desvían de ella: los locos.
    - Convalidar el poder ejercido dentro del asilo, en cuanto es simplemente el poder de la propia realidad.



    Duplicación del sistema de la realidad dentro del asilo:
    Es preciso que los edificios se parezcan lo más posible a viviendas comunes, que las relaciones entre la gente dentro del asilo se asemejen a las relaciones de los cuidadanos entre sí, que en el interior del asilo esté representada la obligación general del trabajo y se reactive el sistema de las necesidades y la economía.
    La tautología asilar consiste, por ende, en dar poder a la realidad y fundar el poder sobre la realidad.

    ¿Qué es lo que podemos identificar como la realidad en el “tratamiento moral”?

    1 - La voluntad del otro. La realidad a la cual debe enfrentarse el enfermo es, ante todo, el otro, en cuanto centro de la voluntad y el foco de poder, el otro en cuanto tiene y siempre tendrá un poder superior al del loco.
    2 - Aprendizaje del nombre, del pasado, la obligación de la anamnesis. Por lo tanto: el nombre, la identidad, el pasado, la biografía recitada en primera persona y reconocida, por consiguiente, en el ritual de algo que no está lejos de la confesión. Esa es la realidad que se le impone al loco.
    3 - La realidad misma de la enfermedad. Esa realidad ambigua, contradictoria, vertiginosa de la locura, que por un lado en una cura moral siempre se trata de mostrar con claridad al loco que su locura es locura y que está efectivamente enfermo, y forzarlo, por tanto, a abandonar todo lo que pueda ser denegación de su propia locura, someterlo a la inflexibilidad de su enfermedad real, y, al mismo tiempo, mostrarle que en el corazón de su locura no está la enfermedad, sino el defecto, la maldad, la falta de atención, la presunción.
    Es preciso, por lo tanto, imponer la realidad de la enfermedad y, a la vez, imponer a la conciencia de la enfermedad la realidad de un deseo no enfermo que la anima y que está en su raíz misma.
    4 - Todo lo que corresponde a las técnicas concernientes al dinero, la necesidad, el carácter impresindible del trabajo, todo el sistema de intercambios y utilidades, la obligación de subvenir a las propias necesidades.

    Un individuo curado es alguien que ha aceptado los cuatro yugos de la dependencia, la confesión, la inadmisibilidad del deseo y el dinero.
    La curación es el proceso de sujeción física cotidiana, inmediata, producida en el asilo y que va a constituir como individuo curado al portador de una cuádruple realidad.

    Hay una diferencia esencial entre los establecimientos o las instituciones tales como cuarteles, escuelas, orfelinatos o prisiones: la diferencia radica en que el asilo es un espacio médicamente marcado. En el siglo XIX encontraremos la idea, por una parte, de que los locos necesitan una dirección, un régimen, y por otra, la afirmación paradójica de que esa dirección debe estar en manos de un personal médico. En todo momento, lo que se presenta como saber psiquiátrico, lo que se formulaba en los textos teóricos de la psiquiatría, sufría una reconversión en la práctica real. La marcación médica dentro del asilo es en lo fundamental la presencia física del médico, su omnipresencia. El asilo es el cuerpo del psiquiatra, alargado, distendido, llevado a las dimensiones de un establecimiento. Esa asimilación entre el cuerpo del psiquiatra y el ámbito asilar se manifiesta de distintos modos. Primero, el cuerpo del psiquiatra tiene que imponerse al enfermo como realidad o como elemento a través del cual va a pasar la realidad de todas las otras realidades; es el cuerpo al cual el enfermo debe someterse. Debe estar presente por doquier; debe verlo todo y estar informado de todo. Debe estar en comunicación directa con todos los integrantes de la administración del asilo: los vigilantes son los engranajes.


    La afirmación de que el asilo debe ser un lugar médico significa ante todo que el enfermo debe estar ante el cuerpo omnipresente del médico. ¿Por qué el médico? Respuesta: porque sabe. Lo que se estima necesario para el buen funcionamiento del asilo, lo que hace que este deba estar, por fuerza, marcado médicamente, es el efecto de poder complementario dado, no por el contenido de un saber sino por la marca del saber. El poder médico va a funcionar dentro del asilo, como poder necesariamente médico, por las marcas que designan en él la existencia de un saber, y sólo por ese juego de marcas. Se atribuye las marcas a través de varios elementos: hacer notar que sabe más que el enfermo, conducir el interrogatorio, llevar un historial permanente (apuntes), el doble juego del remedio y el castigo y el gran juego de la clínica (estudiantes).

    El gran portador del poder psiquiátrico o, mejor, el gran amplificador del poder psiquiátrico que se trama en la vida cotidiana del asilo va a ser ese famoso rito de presentación clínica del enfermo. Las marcas de saber magnificadas en la clínica son las que permitirán al alienista actuar como médico dentro del asilo. Llegamos a la paradoja de la constitución muy específica de un espacio de disciplina, un dispositivo de disciplina, que difiere de todos los demás por estar médicamente marcado. Esa marcación médica es la introducción de un juego entre el cuerpo sometido del loco y el cuerpo institucionalizado, extendido a la dimensión de una institución, del psiquiatra.
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    dariodb


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    El poder psiquiátrico - Foucault Empty Re: El poder psiquiátrico - Foucault

    Mensaje  dariodb Miér Feb 29, 2012 11:31 am

    Graciasss! Very Happy

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