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    Reconsideraciones acerca del vínculo entre el descubrimiento freudiano y los temas del romanticismo: sueño e inconsciente.

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    Brunn.
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    Mensaje  Brunn. Vie Dic 17, 2010 11:09 am

    Hacia fines del siglo XVIII, en Alemania, encontramos una corriente de pensamiento llamada Romanticismo. Esta corriente tenía una particular visión del mundo. Mayormente reconocido como expresión de poetas y artistas pero que fue mucho más amplio (medicina, física, fisiología, filosofía y psicología.)

    Inundó varios países de Europa hasta el siglo XIX, y en él han visto un hilo conductor que nos lleva hasta los inicios del psicoanálisis, en el sentido de “influencias”.

    Período, La Ilustración, a partir de este período, el acento se pone en el espíritu, no en la razón. Los pensadores románticos y los filósofos de la naturaleza recogen como herencia del siglo XVII toda una tradición mística, junto con afirmaciones irracionalistas.

    Con esta época se resucitan algunos mitos: el de la Unidad universal, el del alma del mundo, etc. Y se crean otros: La Noche, el Inconsciente y el Sueño. Aparece fuertemente marcada la tendencia de concebir al hombre y al mundo en su unidad, unidad que el hombre actual ha perdido y debe recuperar. Dichas ideas se propagaron desde la literatura y tomaron cuerpo en las teorizaciones de los filósofos de la naturaleza. Resurge también la idea de un alma universal, de la cual son emanaciones las almas individuales, y de ella nacen, a su vez, la realidad espiritual y el cosmos.

    Otro tema a destacar es que los filósofos románticos aluden a que el hombre se encuentra en el centro de la creación y a la inversa, encuentra en la creación el centro de sí mismo. Así es que el conocimiento de la realidad se opera desde el conocimiento interior. Existe un lugar “subterráneo” en nosotros, y se lo llamará Inconsciente.

    La idea de una vida Inconsciente era muy difundida en la época. Siempre atentos a captar la “doble naturaleza” humana, los románticos encontraron en el sueño, en la inspiración poética, en las apariciones del “genio”, y en los poderes ocultos del destino, la manifestación de una vida psíquica inconsciente a la cual rindieron tributo y se entregaron. La meta era encontrar la armonía consigo mismo y con la naturaleza, entrar en comunicación con el alma universal.

    ¿Cómo desde aquí podemos llegar a los albores del psicoanálisis? Investigadores han querido demostrar que la noción freudiana de inconsciente no hace más que retomar la tradición romántica. Pero, ¿se trata del mismo inconsciente?

    Entre los románticos, era común la idea de que el Inconsciente es la raíz misma del ser humano, su punto de inserción en el vasto proceso de la naturaleza. Destacaban que esta vida oscura, inconsciente, está en comunicación con una realidad mas amplia, superior a esta y no individual.

    “El inconsciente es la expresión subjetiva que designa aquello que objetivamente llamamos naturaleza” (Béguin)

    El inconsciente, entonces, se confunde con una realidad no individual, con el incesante devenir de la naturaleza.

    Novalis dice: “Todo descenso en el yo, toda mirada interior, es al mismo tiempo ascensión, asunción, mirada hacia la verdadera realidad exterior.”

    Según Carus, tres etapas podemos distinguir sucediéndose, según la ley de todo crecimiento. En primer lugar. La idea inconsciente crea el organismo, la morfología y la fisiología del individuo; luego aparece una conciencia del mundo exterior, asociada por el instinto a la vida orgánica: y por último se manifiesta el espíritu al mismo tiempo que la conciencia del yo, y el instinto queda sustituido por la triada conocer-sentir-querer. En esta última fase, el inconsciente y la conciencia entran en un dialogo sin fin. Así, el pasaje de ciertos contenidos conscientes al inconsciente es un progreso.

    Inconsciente absoluto: región de la vida del alma en que realmente no penetra la conciencia. O una de dos, es un Inconsciente General, que reina sobre toda actividad, o bien, es Parcial, todos los procesos de la vida en formación se sustraen a toda participación de la conciencia.

    Frente al inconsciente absoluto tenemos en Icc relativo, sector de la vida que ha llegado a la conciencia, pero que temporalmente ha vuelto a ser inconsciente.

    Hay en los románticos un esfuerzo de explicación, una necesidad potente de darle sentido a la vida humana pero no ya como habían aprendido de sus mayores. El criterio de verdad no fue ya la evidencia intelectual sino la certidumbre afectiva. Afán por lo absoluto. La existencia separada es un mal, pero por diversos medios nos es posible encontrar el camino de la unidad perdida. Aquí es donde interviene el inconsciente, como aquella realidad supraindividual en que se originan nuestras energías, el punto de contacto con la naturaleza. A través de los sueños, la chispa poética, las creaciones e imaginaciones diversas, podemos entrar en armonía con nosotros mismos y con la vida de la naturaleza.

    De la mano de los románticos alemanes nos asomamos a la idea del reconocimiento de una vida psíquica inconsciente.

    En Freud, el interés no es la mera especulación filosófica acerca de un concepto, sino su aplicabilidad al campo de la psicopatología, por los que nos topamos con un modelo sistemático y dinámico del inconsciente, que si bien preludiado por los románticos, lo excede, a la vez que supone otras aplicabilidades. En La interpretación de los Sueños (1900) acuerda con Lipps en el hacho de que la cuestión del inconsciente es LA cuestión de la psicología. Tiene que suponerse a lo inconsciente como una base universal de la vida psíquica, un círculo más vasto que incluye en sí al círculo más pequeño de lo consciente. “Lo inconsciente es lo psíquico verdaderamente real”.

    Freud presenta a su Icc diferenciándose del de los filósofos y del de Lipps. En los primeros, dice Freud, lo Icc designa sólo lo opuesto a lo consciente, y en él, se destaca el hecho de que todo lo psíquico ha existido como inconsciente y de eso algo, después, lo ha hecho consciente.

    Cabe citar como predecesores a renombrados filósofos como Schopenhauer, cuya “voluntad” inconsciente equivale a la “vida pulsional” del psicoanálisis.

    El psicoanálisis solo ha tenido prioridad en esto: no se limito a afirmar en abstracto esas dos tesis tan penosas para el narcisismo (la significación de la sexualidad y la condición de inconsciente de la vida anímica), sino que las demostró en un materia que toca personalmente a cada quien y lo obliga a tomar posición frente a ese problema.

    Schopenhauer contribuyó ricamente al romanticismo alemán. Había intentado explicar la demencia por un mecanismo análogo al que Freud postula como el de la represión, centro de la teoría psicoanalítica y pieza fundamental para entender el funcionamiento del Icc freudiano. Hay una brecha entre lo que significó el Icc para los románticos y para él.

    Es lícito decir que la teoría psicoanalítica es un intento por comprender dos experiencias, el hecho de la transferencia y el de la resistencia. En cambio, para los románticos, se trata de hacer la experiencia del inconsciente para encontrar en ella el sentimiento y su exaltación.

    El Sueño. Camino hacia el Icc

    Freud encuentra en los sueños el camino más directo para afirmar que toda neurosis se hace comprensible mediante el análisis. Equiparando los sueños a los síntomas, halló tras ese fenómeno las cuerdas del Icc.

    En la Interpretación de los sueños, nos ofrece un modelo de aparato psíquico construido trabajosamente tras las pistas de lo que el fenómeno del sueño nos viene a mostrar y a esconder. Sueño y vida psíquica inconsciente están entramados.

    El sueño es una de las manifestaciones y vía de acceso al Icc tanto para los románticos como para Freud. Para este ultimo, es un enigma a interpretar, no aspira a “purificarnos”.

    El sueño para los poetas románticos es revelación del Icc, nos coloca en comunicación con esos abismos interiores y nos contactan con nuestro destino interno.

    Mito del origen: Según este, nuestro estado actual es el de la separación, el H ha perdido el lazo que tenía con la naturaleza por obra de su maldad, y uno de los medios que tiene para recuperarlo es atendiendo a las manifestaciones de ese estado pasado que oscuramente se conserva en nosotros. Así, en el sueño el alma está en más estrecha comunicación con la naturaleza y al mismo tiempo con la vida de su propio cuerpo. Entre los románticos encontramos varias teorías acerca del sueño:

    * Troxler: cercana a la metafísica. Le da un sentido especial a la analogía entre la naturaleza y el hombre. La naturaleza exterior está íntimamente relacionada con el interior de nuestra propia naturaleza, por lo que mientras mas nos adentramos en nosotros mismos, apartándonos de las apariencias, mas penetramos en la naturaleza de las cosas que están fuera de nosotros. La metafísica del sueño de Troxler esta ligada a la división que él hace de la criatura humana, no según el dualismo tradicional (cuerpo, alma) sino en cuatro esencias: cuerpo, soma, alma y espíritu. El sueño para Troxler no es el sueño de las noches, sino un estado original, esencial y cargado de profundidades de la conciencia primera. Los sueños que la conciencia clara puede captar son los más superficiales. Al sueño más profundo no podemos bajar sino renunciando a los potencias de la vida cotidiana. Asimismo, Troxler observa que en los sueños se encuentran los primeros síntomas de las enfermedades, sobre todo las mentales.
    * Schubert: instruido por los simbolistas. Presta atención a la expresión metamórfica del sueño, hecha de imágenes, objetos y personajes. El sueño, la poesía, y la revelación son los verdaderos estados de vigilia. El sueño es un vestigio de nuestro estado de integración anterior, dormitan allí los gérmenes sagrados; pero debemos cuidarnos bien de entregarnos a él sin más, ya que pueden también despertarse poderes malignos. Las observaciones más psicológicas que hace Schubert se pierden a favor de una concepción mas pegada a la ortodoxia cristiana.

    Ahora bien, si concedemos que Freud era un hijo del romanticismo alemán, no podemos negar que fue también hijo del empirismo científico del siglo XIX. Cuando se impuso el modo de pensar de las ciencias naturales sobrevino una reacción en la apreciación del sueño. Los autores médicos tienen la mayor proclividad a juzgar ínfima y sin valor la actividad psíquica en los sueños, mientras que los filósofos y observadores no profesionales (psicólogos) sostienen casi siempre, el valor psíquico de los sueños. Poco a poco comienza Freud a delinear su posición respecto del sueño, atravesando él mismo también, por zonas nublosas. En un principio Freud habla del alma del soñante, atribuye las facultades psíquicas al alma. Y sólo cuando su modelo del aparato psíquico es sólidamente presentado abandona tal denominación. Más tarde, se ve llevado a precisar que el sueño no es más que una forma particular de nuestro pensamiento, posibilitada por el dormir. “El sueño es en todos los casos un cumplimiento de deseo porque es una operación del sistema Icc, que no conoce en su trabajo ninguna otra meta que el cumplimiento de deseo ni dispone de otras fuerzas que no sean las mociones de deseo”, con lo cual se aparta de las ideas románticas que le atribuían el sueño un lugar extraordinario en la vida psíquica.

    El sueño y todos los fenómenos psíquicos que dan cuenta del Icc, fueron elementos destacados por los románticos en sus creaciones literarias. Los poetas vivieron el drama espiritual de su época, que se confundía con el drama personal de cada uno. Si bien los románticos no fueron los primeros en darle al sueño un lugar en la poesía, la novela y el drama, sí lo convirtieron el lo determinante de sus obras; su originalidad radicó en tratar de imitar en sus obras el proceso del sueño, justamente porque tenían conciencia de las afinidades que existen entre este proceso y el de la imaginación creadora.

    Goethe (fav. De Freud) más allá de su “juventud romántica” nunca divinizó al inconsciente ni al sueño en su obra. Goethe se preocupa esencialmente por construir algo cuyos límites sean accesibles a las fuerzas humanas. Su poesía quiere captar lo eterno en el instante y la inmensidad de un objeto de límites bien definidos. ¿Acaso no es esta la actitud freudiana para el tratamiento de los problemas? La creencia en que el avance de las ciencias solucionaría los problemas del mundo, es una posición que lo aparta de los románticos y lo acerca a Goethe. Podríamos decir que los temas románticos y su modo de tratamiento aparecen en Freud más claramente visibles de la mano de los poetas y literatos.

    Es indudable que algo del espíritu romántico estaba presente en la época en Freud se lanzaba a indagar los sueños y los síntomas de sus pacientes. Si alguna filiación podemos establecer entre el pensamiento romántico y la obra freudiana, es a partir de destacar que en ambos está presente el interés y el esfuerzo por desentrañar algo de la condición humana. Condición dual. Sin embargo, en los románticos la exploración del Icc y de sus manifestaciones no tuvo los mismo fines que en Freud. Con la Interpretación de los sueños Freud no nos alcanza sólo una solución al enigma del sueño, sino que a través de esta obra nos da a conocer las características del aparato psíquico con sus peculiaridades.


    Fuente: EPEC.
    Autor del resumen: Erica Leiva.

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