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    Sociocrítica y psicoanálisis. Cross.

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    Brunn.
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    Sociocrítica y psicoanálisis. Cross. Empty Sociocrítica y psicoanálisis. Cross.

    Mensaje  Brunn. Vie Dic 17, 2010 11:16 am

    Cultura: espacio ideológico cuya función objetiva consiste en enraizar una colectividad en la conciencia de su propia identidad.

    Característica fundamental > ser específica; la cultura sólo existe en la medida en que se diferencia de las otras.

    La cultura funciona como una memoria colectiva que sirve de referencia.

    La historia la presenta como el producto de tensiones políticas y de contradicciones ideológicas.



    Sujeto cultural designa al mismo tiempo:

    1. Una instancia de discurso ocupada por Yo.
    2. la emergencia y el funcionamiento de una subjetividad.
    3. Un sujeto colectivo.
    4. un proceso de sumisión ideológica.



    La cultura sólo existe a través de manifestaciones concretas:

    1. El lenguaje y las diversas prácticas discursivas.
    2. un conjunto de instituciones y prácticas sociales.
    3. su particular manera de reproducirse en los sujetos.



    Sujeto cultural: instancia que integra a todos los individuos de la misma colectividad.





    Advenimiento del sujeto



    Althusser: lo ideológico me convoca como sujeto y al hacerlo me fuerza a emerger con esta forma.

    Es por medio del lenguaje como el hombre se constituye en sujeto.

    Yo es una forma vacía que espera ser investida para convertirse en instancia de discurso. Cuando el sujeto se instala en esta estructura las formas hablan por él.

    Esta idea de subjetividad como producto del lenguaje implica una difracción entre el sujeto que habla y el sujeto hablado.



    La cultura me interpela como sujeto. El sujeto cultural es, pues, un avatar del sujeto ideológico.



    Con la emergencia de la subjetividad se ha pasado del dominio de la lengua al del habla; ambos constitutivos de una antinomia en el sujeto:

    “la lengua es un sistema que todos comparten; el discurso es a la ves portador de un mensaje e instrumento de acción, las configuraciones del habla son únicas cada vez. En el sujeto de da una antinomia entre el discurso y la lengua”.



    Benveniste habla de un lenguaje del inconsciente tan particular que Freud debería distinguirlo de lo que se suele designar así. El analista debe considerar el discurso del paciente analizado “como substituto de otro lenguaje que posee sus reglas, sus símbolos y su sintaxis propios y que remite a las estructuras profundas del psiquismo”.

    Benveniste juzga pertinente la analogía que Freud establece entre los símbolos del sueño y lo que él llama “imágenes inconscientes” perceptibles en todas las representaciones colectivas populares: folklore, mitos, leyendas, refranes, proverbios.

    Estas imágenes inconscientes (descritas como herencia y sedimentación transhistóricas) pertenecen al material regido por la instancia llamada sujeto cultural, y que es la instancia mediadora entre el lenguaje, estructura socializada, y el habla. Se la ve actuar en el texto cultural.



    Jacques Lacan: el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Piensa que la sustitución del significante fálico por el significante Nombre del Padre permite al niño emerger como sujeto accediendo a la práctica de la lengua. Esto equivale a decir que el sujeto que emerge está dividido por el orden mismo del lenguaje, en la medida en que un símbolo del lenguaje designa metafóricamente el objeto primordial del deseo, ya inconsciente. El lenguaje aparece, pues, como la actividad subjetiva por medio de la cual se dice algo distinto de lo que se cree decir en lo que se dice.



    Su alienación:

    El orden significante responsable de la división del sujeto, lo es también de su alienación. Esto se debe a una propiedad específica del lenguaje que opera una escisión entre la realidad y aquello que la representa. El signo convoca a la realidad y la realidad se desvanece en el signo en beneficio de su representación.

    Lo mismo ocurre con el sujeto, que sólo figura en su propio discurso al precio de una escisión entre lo que sería la autenticidad de su ser y el símbolo que lo representa, ya que el sujeto que emerge se inscribe en el lenguaje con la forma de un lugar – teniente: el sujeto aparece siempre representado en el lenguaje en detrimento de su verdad; esta representación implica el desvanecimiento del sujeto del inconsciente o sujeto del deseo.

    El sujeto no habla, es hablado en su discurso sin que él lo sepa; permanece oculto en el decurso del habla del sujeto hablante: “al sujeto no se le habla. Ello habla de él y en ello es donde se le aprehende”.

    Cuando el sujeto tachado ($) nace así al lenguaje y por el lenguaje, es inmediatamente atrapado en una red de signos organizada según líneas de sentido y trazados ideológicos que constituye lo que se designa con el nombre de cultura, regida a su vez por la instancia llamada sujeto cultural.

    En todo discurso, la presencia del inconsciente debe buscarse en la enunciación, en el decir, opuesto a lo dicho (enunciado).

    El sujeto cultural, que se expresa en el enunciado, se distingue radicalmente del sujeto del deseo que sólo puede darse a oír en la enunciación.

    Tras la máscara de la subjetividad se ve operar al discurso del sujeto cultural. Este sujeto cultural dicta pautas de conductas. De este modo desarrolla una estrategia discursiva radical para la eliminación del sujeto del deseo.


    Fuente: EPEC.
    Autor del resumen: Yolanda Mulka.

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